Sagres exhibe los paisajes más impresionantes del Algarve. La fuerza de la naturaleza es tan fuerte en la punta más al suroeste de toda la Europa continental que los visitantes comprenden enseguida el porqué de apodarla “sagrada”. Ha sido el punto de partida de los exploradores portugueses en el siglo XV, que se dirigieron hacia lo desconocido, y ha conseguido mantener su belleza natural hasta hoy.
Se creía que la tierra terminaba en aquellos acantilados con 50 metros de altura que se precipitan dramáticamente en el mar.
La historia de esta aldea fue definida por su localización geográfica y por el magnífico promontorio de Sagres y del cabo de San Vicente. Existía la idea mítica de que la tierra terminaba en aquellos acantilados con 50 metros de altura que se precipitan dramáticamente en el mar. Esto ha despertado y despierta todavía la curiosidad de los turistas atraídos por su paisaje salvaje y accidentado. Además, los bonitos acantilados son especialmente populares para los buceadores que disfrutan al máximo de sus grutas sumergidas, a veces de muy difícil acceso, y también nos ofrecen playas desiertas y paradisiacas con largas extensiones de arena, que se han convertido en un lugar predilecto para los surfistas.
En nuestra vida, muchas veces necesitamos un momento para olvidarnos de todo, relajarnos, dejar atrás los problemas, buscar tranquilidad tanto solo como acompañados, es decir, con nuestra pareja o amigos y familiares. Quién diría que este lugar al que yo iba desde chiquitito con mis padres pudiese ser tan importante como sentimental para mí. Sagres, el lugar elegido por mi grupo de amigos para escaparnos durante unos días de nuestras vidas y ciudades con el fin de relajarnos, aprovechando la calma y tranquilidad que se vive en esta aldea gracias a su buen ambiente. Fue también mi primer viaje con mi pareja, nos quedamos más tiempo y allí le pedí que nos comprometiésemos.
Por eso, desde aquella primera vez que fuimos a Sagres volvemos muchas veces. Siempre tenemos la misma sensación de descubrimiento, como si fuese la primera vez, sintiendo la tranquilidad y apreciando la naturaleza de los paisajes de los que nunca nos aburrimos por más veces que los miremos.
Allí, nos sentimos como si tuviésemos todo el tiempo del mundo, nos quedamos acostados en la playa o disfrutando el paisaje que se aprecia desde los cafés, mientras escuchamos el sonido puro de las olas. Creo que en ningún otro lugar al que hayamos viajado nos hemos sentido tanto en casa como en Sagres.
Superletra H 2022
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