Las tonalidades verdes y azules forman aquel que es el accidente geográfico más grandioso que los ojos de un ser humano podrán registrar. Aquí, fui feliz sin saber que lo era realmente. Todo era banal en un mundo que hoy considero un paraíso.
Sentir la brisa en la cara, el calor acariciando la piel al final de la tarde y la arena acompañando las formas de mi cuerpo. Sumerjo los pies en el agua y observo el horizonte. Siento la respiración de la tranquilidad que no he tenido en los últimos años. La magia de las grutas, el tacto de la fina arena y la arboleda que rodea la mansión que otrora había sido habitada por una familia, me hacen acordarme de toda mi infancia. Aquí crecí y continúo creciendo, envuelta de la misma magia vista a través de los ojos de una niña.
Esta es la playa del Pintadinho, en Algarve. Mi edén en la Tierra. El lugar con las aguas más brillantes y la puesta del sol más hermosa.
Allí, soy yo y puedo soñar con todo lo que siempre quise, porque, a final de cuentas, esta no es solo una playa, es mi playa.
Hoy, es mi refugio de una realidad dura de enfrentar, donde la sociedad te presiona constantemente para ser todo lo que no quieres ser y donde las apariencias reinan en lugar de la felicidad. Allí encuentro sosiego. Sosiego de una inquietud que saturó mi ser y mi esencia a lo largo de los años. Allí, soy yo y puedo soñar con todo lo que siempre quise, porque, a final de cuentas, esta no es solo una playa, es mi playa, la de mi infancia y fue donde todo empezó.
Superletra O 2022
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