El mirador del Alto da Arroteia también es un lugar al que acuden los adolescentes para reflexionar sobre sus vidas. Yo mismo he pasado horas allí mirando el horizonte, a veces, buscando respuestas a lo inexplicable, y otras, admirando el paisaje y la naturaleza que lo rodea.
Recuerdo la primera vez que lo visité en 2006. No es que mis padres no me hayan llevado antes, sino que esa es la primera vez que recuerdo. Fuimos muy temprano por la mañana y, como es muy alto, hacía un frío intenso, pero cuando me incliné para ver la vista me enamoré al instante. Sentí que la naturaleza me entraba por los ojos y pude escuchar todos sus sonidos. Me sentí rodeado de lo más puro que existe.
Sentí que la naturaleza me entraba por los ojos y pude escuchar todos sus sonidos. Me sentí rodeado de lo más puro que existe.
Desde ese día el mirador se convirtió, para mí, en un lugar de tranquilidad y serenidad. Lo visito casi todas las semanas para poder relajarme, sentir el viento en mi pelo, respirar el aire más natural que conozco, ver el indescriptible paisaje de mi tierra y escuchar los sonidos más deslumbrantes.
Se puede ver el océano Atlántico, desde las playas de Quarteira hasta las playas de Tavira, y la sierra del Caldeirão, donde se encuentra.
Aparte de su importancia para toda la población de São Brás de Alportel, el mirador, situado a 368 m de altitud, es un lugar impresionante. Desde su punto más alto cualquiera consigue ver cuatro municipios del Algarve: Faro, Tavira, Loulé y São Brás.
Es conocido por su eslogan “São Brás, entre el mar y la sierra”, porque es posible ver el océano Atlántico, desde las playas de Quarteira hasta las playas de Tavira, y la sierra del Caldeirão, donde se encuentra. Es un lugar imprescindible para todos los turistas que visitan São Brás. Incluso hay muchos foráneos que hacen viajes desde muy lejos para ir hasta allí.
Superletra D
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