De acuerdo con el diccionario de la Real Academia Española, personificar es ‘encarnar de manera eminente una cualidad, una idea’. No hay sitio que mejor personifique la palabra “paz” que la playa en la que crecí.
Las palabras huyen siempre que intento describir la playa de Torreira, en Aveiro. “Mi playa”, como me gusta llamarla, destaca por su vasto arenal, sin embargo, son los momentos que he vivido allí la verdadera la razón por la que ocupa un espacio incalculable en mi corazón.
Las olas del mar no solo me traen memorias de mis momentos más felices, sino también de las lágrimas que he derramado.
Cada vez que escucho el sonido del mar, recuerdo las carcajadas que compartí con las personas que forman parte de mi vida. Aunque las olas del mar no solo me traen memorias de mis momentos más felices, sino también de las lágrimas que he derramado. Es una playa con historia.
Si pudiera escoger un color para describirla, sería el amarillo. Quizá por los atardeceres en los que me senté en su arenal y dejé que la puesta de sol curase mi alma, mi pasatiempo favorito, cuando el sol domina Torreira en su totalidad.
Muchos no la incluyen en su lista de playas, pero yo no lo cambiaría por ninguna otra.
Por su carácter ventoso, debido a su localización en el norte de Portugal, muchos no la incluyen en su lista de playas que visitar en el verano. Pero, sea verano o sea inverno, yo no la cambiaría por ninguna otra, porque es allí donde me siento completa. Es allí donde siento una paz sin comparación posible.
Superletra F
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