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Foto del escritorSUPERLETRA EMÉRITA A

Un pedazo de nuestra memoria

¡Buenos días, buenas tardes, o buenas noches, lectores rebeldes y desobedientes de nuestro blog!


Espero encontraros bien y también espero que estéis volviendo lentamente a vuestra vida normal, ahora que hemos empezado a desconfinarnos (otra vez). Lo que quiero contaros hoy no solo tiene que ver con una imagen que me inspira, sino que también constituye un pedazo de la memoria colectiva de la gente que ha vivido y vive en mi pueblo, Santana da Serra.


Y este pedacito del que hoy os hablaré es… ¿Te pica la curiosidad? No se trata de un lugar o de un sitio donde haya mucha afluencia o concentración de gente, sino que es algo que no siendo un lugar concreto con el tiempo ha alcanzado esa fama.


El Alentejo es la región más grande y extensa dentro del territorio portugués, por lo que su diversidad cultural no es sorprendente.

Si alguna vez habéis visitado el Alentejo (voy a creer con todas mis fuerzas que lo habéis hecho, si no, pues hacedlo, ¡no os arrepentiréis!), sabréis que, desde el punto de vista geográfico, es la región más grande y extensa dentro el territorio portugués.

Dicho esto, no es sorprendente que tenga una gran diversidad cultural. Podéis encontrar varios monumentos; probar sus excelentes comidas (muchas veces, elaboradas por las manos tradicionales de los ancianos), y también escuchar el cante alentejano, una forma de cantar muy lenta, muy sencilla y sentida, que destaca principalmente por la emoción demostrada por quien canta.


Cuando no existían las fábricas en las cuales hoy se trituran los granos para hacer las diferentes harinas, los molinos de viento cumplían esa función.

Pero, ¿sabéis que además el Alentejo es una región muy conocida por la existencia de molinos de viento? ¿No? Pues os cuento que, cuando no existían las fábricas en las cuales hoy se trituran los granos para hacer las diferentes harinas (la de trigo, por ejemplo), los molinos de viento cumplían esa función.


Quiero hablaros de uno de esos molinos, que desgraciadamente ya no existe, pues solo queda parte de su estructura, donde se puede ver una inscripción que dice “1824”, lo cual posiblemente será el año en que fue construido.



¿Por qué un simple molino se ha convertido en casi un lugar de culto?

Según cuentan los ancianos de mi pueblo, este molino tenía un techo hecho de centeno, que atraía fácilmente los rayos durante las tormentas y supuestamente habría sido un rayo lo que lo quemó y destruyó. Seguro que os estáis preguntando: “¿por qué un simple molino se ha convertido en casi un lugar de culto?” Pues bien, no sabría responder exactamente, pero una razón muy válida es que este molino, o lo que queda de él, se encuentra en un punto muy alto, rodeado de un excelente paisaje desde donde se puede divisar todo el pueblo.




¡Qué fascinante! ¿no? Y lo más curioso es que, aunque lo único que queda son sus restos y a nadie parecen importarle mucho las ruinas de aquel molino, los lugareños van allí, como si fuesen peregrinando en una romería a contemplar tan curioso monumento. Demuestran así que a pesar de no estar entero y de no servirles actualmente, las ruinas quemadas de este molino son un valiosísimo pedazo de la memoria colectiva de esta gente que durante años y años ha crecido aquí con sus familias.


Y este pedacito de memoria todavía pasa de generación en generación, para que su historia no se pierda.


SUPERLETRA EMÉRITA A


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