Después de haber leído la novela Equador, escrita por Miguel Sousa Tavares, que me impactó muchísimo, quería visitar Santo Tomé y Príncipe para conocer sus paisajes hermosos, su cultura e historia. En 2023, mi familia y yo fuimos finalmente a ese lugar. Siempre me acordaré de este viaje con una mezcla de maravilla y horror. Fue un viaje que me fascinó y asombró.
Es una fotografía que retrata a alguien maltratado, precisamente lo opuesto al encanto de este viaje.
Cuando estaba seleccionando la imagen para este trabajo, confieso que pensé en escoger una visión del mar azulísimo y su horizonte infinito por entre la vegetación verde, las altas palmeras, la arena clara, la brisa fresca del mar y la refrescante agua de coco de Santo Tomé y Príncipe. Pensé también en describir la belleza y las maravillas que se despiertan en mi imaginación cuando veo las fotografías de aquel lugar. Sin embargo, como, para mí, eso es algo superficial, he decidido escoger una foto de un chico joven e inocente que, en otras circunstancias, podría haber sido alguien muy feliz, un buen estudiante lleno de sueños y de cualidades, pero a quien le robaron todo eso por ninguna otra razón más que la maldad humana. Es una fotografía que retrata a alguien maltratado, precisamente lo opuesto al encanto de este viaje. Es una realidad oscura pero que, al mismo tiempo, nos puede despertar sensaciones que nos ayudan a madurar y, sobre todo, a dar las gracias por no haber sido nosotros o alguien de nuestra familia.
Esta foto se encontraba en una casa antigua que yo visité con mi familia en mi segundo día en São Tomé. Era una casa, que se convirtió en una especie de museo, con fotografías antiguas de personas y esclavos, una sala con una mesa antigua y puesta para cenar. También tenía un lugar bajo el suelo donde se prendía a los esclavos y que me asustó, porque llegué a entrar, y me dio una sensación de claustrofobia y una tristeza inimaginable.
Creo que con una sola mirada a la foto en cuestión entendemos que tras esas vistas increíbles hay fantasmas oprimidos observándonos.
A pesar de que la foto de este pobre esclavo me trae una gran sensación de tristeza, impotencia, injusticia e indignación, también me hace sentir feliz por no haber sido yo, algo que podría haber fácilmente ocurrido en otros tiempos o en otras circunstancias. Además, también me hace dar gracias por todas las oportunidades que la vida me ha dado.
Creo que con una sola mirada a la foto en cuestión entendemos que tras esas vistas increíbles hay fantasmas oprimidos observándonos. Aunque no los veamos, los podemos sentir. Por lo tanto, también quiero recordar lo que hay detrás. Por detrás de la belleza también puede haber horror y, tal como las imágenes hermosas, estas otras también nos pueden impactar.
Superletra I 2024
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