Eichstätt Stadt es una ciudad que nunca pensé que visitaría. Pequeña, con menos de 15.000 habitantes, pero impresionante a primera vista. Rodeada de una naturaleza increíble, en esta ciudad se respira como nunca mientras se contempla el maravilloso paisaje que nos ha regalado la madre naturaleza.
Al tratarse de una ciudad pequeña, se puede observar más atentamente las actitudes culturales de los lugareños, así como permite la integración del extranjero. El inconveniente de esta hermosa ciudad es que, al ser tan pequeña y con una población algo mayor, hay poca gente que hable inglés, por lo que siempre hay que contar con un traductor de alemán. Pero, aunque no tengas ese traductor, con gestos todo se soluciona, y los lugareños nunca te dejarán sin lo que necesites o busques.
Muchas de sus casas, además ser muy típicas, tienen los tejados inmensamente inclinados debido a que allí nieva.
Además, la construcción arquitectónica es sencillamente fenomenal, muchas de sus casas, además ser muy típicas, tienen los tejados inmensamente inclinados debido a que allí nieva. Lo más curioso es que, cuando nevaba, los tejados de las casas estaban prácticamente limpios, porque la nieve simplemente caía al suelo por la inclinación.
La vista de la catedral es espléndida.
Asimismo, Eichstätt cuenta con una enorme catedral del siglo XI en el centro de la ciudad, llamada Iglesia Catedral de la Santísima Virgen María, San Willibald y San Salvador. Desafortunadamente, no pude visitarla porque lleva unos dos años cerrada porque la están restaurando y aún no han terminado. Sin embargo, la vista de la catedral desde fuera ya es espléndida.
Además, esta ciudad también cuenta con un castillo llamado "Willibaldsburg Eichstätt", del que se dice que data del siglo XIV. Actualmente hay un museo jurásico en su interior, donde se puede observar fósiles y dinosaurios.
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