La Libertad guiando al pueblo de Eugène Delacroix
¡Buenos días, chicos y chicas!
Hoy voy a hablar de un tema muy interesante y emocionante: la libertad. ¿Qué es la libertad? La libertad que tenemos para crear cualquier tipo de texto, la de estar aquí hoy frente a vosotros para charlar sobre esto. Hay muchas definiciones y conceptos, pero más que una idea, la libertad también es una emoción y una lucha eterna.
A lo largo de la historia de la humanidad, siempre ha sido una cuestión esencial, diría que vital. Ya sea los judíos huyendo de Ramsés, los franceses haciendo la Revolución o los españoles en la Guerra Civil, todos lucharon por tener su libertad individual y como comunidad. Esto nos ha permitido ser moderadamente libres, porque, amigos, la total libertad es una ilusión. Además, no podemos ser ingenuos; debemos ser conscientes y ver las cosas como son.
¿Qué quiero decir con que no somos totalmente libres? Bueno, tenemos responsabilidades y tareas que no nos permiten ser verdaderamente libres. Aunque no seamos completamente libres, nuestros antecesores han luchado por nosotros para que podamos hablar, reír y vivir con un mínimo de dignidad humana.
La libertad de poder estar aquí hoy y leer mi texto. Porque eso es la libertad de expresión, la capacidad de poder decir lo que pienso y siento. ¡Joder! Lo siento, pero no es verdad. Debemos cambiar nuestra visión de las cosas. Esta libertad que para nosotros ahora es innata, en muchos países como Arabia Saudí y Afganistán no existe, pues, lamentablemente, como sabemos, las mujeres allí ni siquiera pueden estudiar. Ojalá que las cosas mejoren en el futuro y que todas tengan las mismas oportunidades.
Lo más importante es no olvidar que nuestra libertad termina cuando comienza la de los demás. ¿Qué significa eso? Bueno, somos libres de vivir como queramos, independientemente de lo que la gente piense. Sin embargo, hay una línea muy fina: si comenzamos a imponer restricciones a la libertad de los demás, entonces, no podremos describirla dentro de los límites de nuestra propia libertad.
Jamás olvidemos la capacidad de votar, porque no hace tanto tiempo que algunas no teníais esa suerte, ya que las mujeres ganaron el derecho de votar en 1933 (España). Con esa libertad de poder votar, también viene una responsabilidad moral y ética.
Antes de concluir mi elocuente discurso, me gustaría pediros un favor, no como hombres ni como mujeres (aunque para vosotras debería ser aún más significativo), sino como seres humanos que entienden el verdadero significado de este concepto de libertad. Comprended cómo esto nos afecta a cada uno de nosotros y a las generaciones futuras que vendrán después de nosotros. Por eso, reflexionad con paciencia y os pido que votéis mi texto.
Muchísimas gracias por vuestro tiempo y atención.
Superletra M 2024
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